La WWE siempre ha sido un caldo de cultivo para traiciones memorables, pero si hay un momento que se alza por encima del resto, es el que tuvo lugar en el Survivor Series de 1997. Ese evento no solo dejó a los aficionados boquiabiertos, sino que también reescribió la historia del wrestling tal como lo conocíamos. Hablamos, por supuesto, de la controvertida traición a Bret Hart, conocida como el «Montreal Screwjob». Prepárate, porque lo que estás a punto de leer no solo gira en torno a un giro inesperado, sino que también plantea preguntas sobre lealtad, negocio y moralidad en el mundo del wrestling profesional.
El contexto de una traición épica
Era el año 1997. Bret «The Hitman» Hart era, sin duda alguna, uno de los luchadores más populares y respetados en la historia de la WWE. Sin embargo, el panorama de la empresa estaba cambiando. Con la llegada de la Attitude Era y el ascenso de estrellas como Stone Cold, la compañía se encontraba dividida entre la nostalgia de los antiguos patrones y la necesidad de evolucionar. En este contexto, Bret estaba ante un dilema: su contrato con la WWE estaba a punto de expirar, y su destino futuro parecía incierto.
La noche que todo cambió
El Survivor Series 1997 tuvo lugar en Montreal, y todo lo que rodeó esa noche estaba envuelto en un aura de tensión. Hart iba a defender su título de la WWE contra Shawn Michaels, pero lo que nadie sabía era que esto iba a convertirse en un capítulo sombrío en la historia del wrestling. La dirección de la WWE, liderada por Vince McMahon, decidió que no podían permitir que Bret se marchara a la competencia con el título. Así, se orquestó una de las traiciones más impactantes jamás vistas.
¿Qué ocurrió en el «Montreal Screwjob»?
En el clímax del combate, cuando Bret estaba en una posición dominante, el árbitro Earl Hebner fue instruido para hacer sonar la campana, a pesar de que el propio Hart no se había rendido. Michaels, actuando como un títere en una conspiración meticulosamente planeada, se quedó atónito mientras la campana sonaba y el título cambiaba de dueño. El shock fue palpable, tanto en el público como en Bret, quien sintió que le habían robado no solo un combate, sino su orgullo y su legado. La reacción de Hart fue explosiva. En un arrebato de furia, escupió a Vince McMahon y destrozó objetos en el vestuario, lo que se convertiría en un símbolo de una traición que había ido más allá de un simple giro argumental.
Impacto a largo plazo
La repercusión de este evento fue monumental. No solo afectó la relación de Bret con la WWE, que eventualmente llevaría a su marcha a WCW, sino que también dejó una marca indeleble en la industria del wrestling. Más allá de la traición personal, inició una era donde todo era posible: las lealtades podían romperse y las rivalidades alcanzaban nuevos niveles. Además, el incidente ayudó a cimentar la figura de Vince McMahon como un personaje complejo en la narrativa de la lucha libre, pasando de ser un promotor a convertirse en uno de los antagonistas más grandes de la historia.
Lecciones del Montreal Screwjob
El «Montreal Screwjob» va más allá de ser una simple traición. Es un recordatorio de las complicadas dinámicas del negocio. En el mundo del wrestling, las lealtades y las alianzas son constantemente desafiadas. Este evento dejó en claro que, al final del día, el negocio debe prevalecer sobre la amistad y que el espectáculo nunca debe detenerse, sin importar el costo.
Aquellos que todavía duda de la integridad de la industria del wrestling encontrarán en el «Montreal Screwjob» un ejemplo claro de cómo el drama detrás de las cámaras puede, y a menudo lo hace, superar cualquier historia que se presente en el ring. Puede que hablemos de triángulos amorosos o luchas por el estrellato, pero nada se compara con el ingenio, la creatividad y, sí, la pura traición que caracterizaron este momento único en la historia de la WWE.
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1980, Barcelona, España.
Más de 20 años luchando en rings de media Europa como boxeador de peso wélter.
Cinturón negro de kickboxing.
Aficionado al Jiu-Jitsu y MMA.